He aquí el testimonio del Padre Gary, misionero que ha estado 42 años al servicio de la gente en esta región de Liberia:
"El estado de tensión continua es el más difícil de vivir. Oímos a la gente decir que es todavía más agotador que los largos años de la guerra, porque con el Ébola el enemigo es invisible". Aquí, en Bomi, mucha gente tiene miedo de ir a visitar a sus enfermos al hospital del Gobierno porque se han confirmado casos de Ébola.
La clínica Amadiya está cerrada. Nosotros mismos cerramos nuestra pequeña clínica el 29 de julio para proteger al personal y también porque la clínica está próxima a la iglesia y a la casa parroquial; además, Jane y Moses que están con nosotros desde la guerra, no están formados ni equipados para hacer frente a un caso sospechoso de Ébola. Hasta el día de hoy, gracias a Dios, en la misión nadie ha tenido un ataque de malaria o de fiebre tifoidea".
En el plano pastoral, con el fin de proteger a todo el mundo, tomamos precauciones que se pueden calificar de severas:
- Suspendimos la visita a los pueblos.
- A la entrada de nuestra iglesia parroquial "St Dominique", pusimos un barreño lleno de agua esterilizada para que la gente se lave allí las manos antes de recibir la Santa Comunión.
- No nos damos la mano como signo de paz; de hecho, aquí en el país, no tenemos la costumbre de estrecharnos la mano.
- Cuando celebramos la misa, desinfectamos nuestras manos antes de distribuir la Comunión.
- Muy a pesar nuestro, dejamos de llevarles la comunión a los enfermos y de impartir el sacramento de la unción en la casa.
- Tampoco vamos ya al cementerio para acompañar a los difuntos hasta su tumba.
Este escenario es muy penoso; sólo podemos testimoniar nuestro ministerio, con la oración y el amor, no con la acción. Durante 3 días, 18 feligresas han venido a la misa de las 7h. Después de una pausa, volvieron a la iglesia para cantar y rezar hasta las 18 h. Durante estas horas de oración ayunaron, luego comieron juntas en el exterior de la iglesia antes de regresar por la tarde a su casa. Acabamos estos 3 días de oración con una misa, hoy era la fiesta de la patrona de nuestra parroquia de St Dominique.
Un simple incidente nos muestra cómo se deben tomar precauciones siempre … Uno de nuestros feligreses había observado a un joven enfermo sentado entre la escuela y la misión. Su padre, guardando distancia, explicó que habían recorrido 40 km en el portaequipajes de una moto. Su hijo tenía un fuerte dolor en la espalda después de haber hecho un montón de carbón vegetal. Es un trabajo muy penoso en el que se respira continuamente un humo espeso. Les dijimos que nuestra clínica había sido cerrada, que debían dejar la misión y ponerse en el exterior del pórtico. Inmediatamente después, fuimos a echar agua esterilizada allí dónde el joven había estado tendido y al pórtico de entrada. A continuación, como es obligatorio, fuimos a la policía para declarar este caso. Supimos allí que el joven y su padre habían tratado de ir hacia otra clínica de la ciudad. Los militares del punto de control de Klay nos confirmaron que los habían reenviado a su casa porque el joven estaba enfermo. Ahora se utilizan termómetros a distancia para impedir a los enfermos entrar en Monrovia." |